Cien años de soledad
Gabriel García Márquez – Random House – mayo 1967 – Cien años de soledad.
«Porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra«.
Qué maravilloso es este libro. La estirpe a la que se refiere la frase anterior es la de los Buendía. Estirpe de gente no noble. De gente extraña, irrepetible, patética pero ilustre, revolucionaria pero hacia direcciones opuestas, iletrada pero sabia, todos y todas personajes irreales pero que dejan impronta.
Nietos, bisabuelas, primos, hermanos, hijos, hijos ilegítimos, todo cabe para sumergirte en un universo de tan peculiar, indescriptible. Al pasar las páginas, transitas de lo absolutamente real y palpable a lo fantasmagórico y efímero. Lugares de idéntica guisa. Pero con todo esto, maravilloso.
«No había ningún misterio en el corazón de un Buendía que fuera impenetrable para ella, porque un siglo de naipes y de experiencias le había enseñado que la historia de la familia era un engranaje de repeticiones irreparables, una rueda giratoria que hubiera seguido dando vueltas hasta la eternidad, de no haber sido por el desgaste progresivo e irremediable del eje.»
Es tan sublime que es atemporal y de localización indefinida pero se ubica perfectamente en un lugar concreto y en un momento concreto. La narración comienza con el primer Buendía y consigue extender con palabras un árbol genealógico que no cabe en ningún papel, que nadie entendería con sólo mirarlo.
«Ambos descubrieron al mismo tiempo que allí siempre era marzo y siempre era lunes, y entonces comprendieron que José Arcadio Buendía no estaba tan loco como contaba la familia.»
Hay frases y personajes que te llegan al alma y, en mi caso, dejan pequeñas muescas, avisos, consejos velados, para que recuerdes que en tu vida no sólo eres tú sino todos los tuyos y que antes y después de tu vida no sólo son los tuyos sino que también eras y serás tú.
«El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad.«