El Conde de Montecristo
«Attendons et espérons» es la última frase de la maravilla de novela que es el Conde de Montecristo en su versión en original en francés. En las diferentes ediciones traducidas al español se puede encontrar como «Confiar y esperar», «espera y espera» o la que más me gusta «esperemos y esperemos».
Sería una locura intentar resumir o aventurarme a describir esta novela de Alexandre Dumas en un único párrafo. Además de las magníficas tramas, complejísimos personajes y lecciones de vida que se pueden encontrar, he encontrado una narrativa perfecta. No hay una lógica de capítulos que la dividan sino un continuo donde las divisiones las marca el lector y su empatía e identificación con el Conde, Edmundo Dantés, o quizás, con alguno de los personajes.
Aún y todo, durante las más de 1 000 páginas, he sentido que el libro trata de la paciencia. De esperar a que la vida nos lleve según nuestros actos, de esperar a que nuestras decisiones construyan el futuro, de esperar que lo que nos rodea y los que nos rodean completen nuestro camino. La lucha entre el libre albedrío y la Providencia es encarnizada. El Conde lucha contra todo, contra sí mismo, contra un plan que ve perfecto pero que nunca es del todo perfecto. Hasta el devenir de la vida es más poderoso que la venganza. Hasta cuando se llega al destino soñado hay que seguir esperando.
Y, en esa espera, aceptar lo que venga. Es impactante, reconfortante y ejemplificador que el más preciso y certero de los planes y todas las decisiones requeridas para llevarlo a cabo vayan a cambiar. No es que puedan cambiar, es que van a cambiar.
Si alguna vez he creído que obligar a leer un libro tenía sentido, a pesar de lo insensato que creo que es, sería con esta novela. Da igual que hayas visto la película o que creas que sabes que trata de un pobre marinero condenado injustamente a perpetuidad en la cárcel de la isla de IF y que se escapa de forma rocambolesca y que encuentra un tesoro en la isla de Montecristo y que luego planea y ejecuta su venganza contra los responsables de sus años en prisión privado de su familia, de su amor y de su juventud. Da exactamente igual. El libro no trata de eso. El libro trata de cómo quieras vivir tu vida a partir de leerlo. Así de bueno es.