La realidad no existe
La realidad sí existe.
El problema es que no es la que cada uno creemos que existe. No sólo no es sino que es diferente para cada uno de nosotros. Y, ¿cómo es esto posible?, entonces, ¿existe o no?.
Jaime se aventura en un viaje imposible. No sólo se atreve a concentrar, estructurar y explicar toneladas de información y referencias al respecto de la realidad, los sesgos, las percepciones, lo invisible y lo oculto, sino que consigue dos cosas maravillosas: por un lado, hacerlo fácil e interesante, y por otro, consigue una pequeña victoria. Consigue que nos dé igual que exista o no la realidad. Consigue que nos importe mucho más entender mejor nuestra pequeña parcela de realidad para conseguir ampliarla, interactuar con las realidades de los demás y, para los más aventurados, traspasar los límites de una y otras y acercarse un poco a un destino totalmente esquivo, el de la objetividad.
Ese viaje imposible, a pesar de no llevar a ningún lado, contiene innumerables paradas, recovecos, caminos, sorpresas y personas con las nos sugiere que merece la pena detenerse para enriquecerse y en el mejor de los casos, cambiar de parecer o de camino, cada uno deberá elegir.
También puedes elegir detenerte, es normal, todo viaje cansa. Cansa cambiar. Cansa aprender. Y ahí es donde más me ha gustado el libro. No pretende trasladarte al universo de la Reina Roja de Alicia en el País de las Maravillas (donde si te quedas quieto ves todo avanzar a tu alrededor) sino hacer que te sientas cómodo sabiendo qué te encontrarás si te detienes y provocarte que si te sientes con ganas, sigas aprendiendo y viajando y viajando y aprendiendo.
Este libro podría llamarse tranquilamente «Las mil y una realidades» o «El Señor de las Realidades» pero Jaime ha decidido ir por libre, no copiar a nadie y convertir el libro, por lo que contiene y no por lo que no contiene, en un libro de referencia para disfrutarlo y consultarlo cuando perdamos o necesitemos el mapa para nuestros viajes.
Una cosa más, que si no reviento: no habla de política, ni de cambio climático, ni de transformación digital, ni de inflación, ni de religiones, ni de fútbol…y es un soplo de aire fresco durante 300 páginas. Y si lo hace ya ni me acuerdo o era gracioso y no me importaba.